*Por Gisela Colombo

“El encargado”, cuyo primer episodio fue difundido hace dos viernes por la televisión abierta, se ofrece en una plataforma de streaming (Star plus) como una de las tiras más efectivas que se hicieron en los últimos tiempos.

Se trata de un conjunto de once capítulos breves que cuentan la historia de un “encargado” de edificio. La acción ocurre en una propiedad de categoría ubicada en el Barrio de Belgrano. Con casi treinta años de estar empleado allí y viviendo en la terraza de la propiedad, en su propio departamento, Eliseo recibe la noticia de que el espacio será utilizado para montar un solarium con piscina. Para ello el consorcio aspira a demoler su casa y a prescindir de sus servicios.

Eliseo (Guillermo Francella) es de esos hombres que se desviven por ser eficientes laboralmente, pero que también le sacan provecho a toda la información que circula frente a sus narices. Ese provecho no siempre mide la inmoralidad de los actos como un vicio.

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El protagonista tiene una actitud moderada, prudente, tal vez hasta un comportamiento sumiso, condescendiente y agradable. Pero con los minutos vamos conociendo detalles que nos hacen pensar en algo psicopático y alarmante: tiene montado un salón con paneles de telgopor en los que cuelga toda clase de detalle, evidencia, foto, carta y otros objetos asociados a cada uno de los propietarios de departamentos. Cuando se ve acorralado por su despido, que se exhibe inminente, decide dar utilidad a la colección de secretos para evitar lo inexorable.

A partir de entonces y hasta el episodio 10 lo veremos trajinando y poniendo en juego tanto habilidades como perpetrando acciones repudiables, con absoluta convicción. Es la licencia que se da como víctima de una traición que no puede comprender.

La tira fue creada por los mismos directores de “El ciudadano ilustre”, de “Competencia oficial” y de otras tantas obras cuya calidad resulta innegable. En todas ellas hay una franca crítica social inteligente que, lejos de bajar línea o subestimar al espectador, hace el planteo y no se permite jamás tomar partido explícitamente. Se trata de Mariano Cohn y Gastón Duprat.

Guillermo Francella está en la ficción al nivel de sus mejores trabajos. Es creíble, gracioso e indignante alternativamente. El Puma Goity (Matías Zambrano) es un abogado temible que se desempeña como autoridad del consorcio y parece no tener escrúpulos de ningún tipo. Mucho menos, conciencia social, empatía con los trabajadores ni nada que se le parezca. Él es el verdadero promotor de la reforma de la piscina y del despido de Eliseo. Por eso se erige en el antagonista perfecto.

El resultado es una comedia que tiene suspenso, crítica social ácida, humor satírico y un guión excelente para el que trabajó el equipo profesional a cargo de Emmanuel Diez. La brevedad de los capítulos (de tan solo treinta minutos) y la agilidad del relato hacen que sea difícil pararse y dosificar la proyección. La convocatoria actoral acierta en todos los casos y logra la ejecución impecable de un elenco con mucho talento. Destacable es el pequeño papel de Luis Brandoni, que nunca defrauda.

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En suma, la serie recientemente estrenada es absolutamente recomendable. “El encargado” tiene un destino muy auspicioso en el ámbito de nuestro país y quizá, más allá del costumbrismo porteñísimo, también conquiste otros mercados del entretenimiento más ambiciosos.