Por Gisela Colombo

La plataforma que ha llevado a los hogares producciones como “Nada” o “El encargado” ofrece desde hace unos días una nueva serie llamada “Bellas Artes”, aunque hacia el final de su mismo tráiler se ve la sustitución de la palabra “bellas” por la de “malas”.

Es una comedia dramática, creada por Gastón Duprat y Mariano Cohn, quien también la dirige junto a Martín Bustos. Andrés Duprat es el responsable del guión.

Se trata de una ficción en que el protagonista “Antonio Dumas” (Oscar Martínez) es un consagrado estudioso de las artes, y decide concursar para convertirse en Director del Museo Iberoamericano de Arte Contemporáneo de Madrid. El elenco incluye a Aixa Villagrán, Koldo Olabarri, Ana Wagener, Dani Rovira, Ángela Molina, Adelfa Calvo, Ludwika Paleta y Jorge López.

La tira tiene seis capítulos muy breves (treinta minutos aproximadamente) que narran las vicisitudes del nuevo cargo. Son peripecias que andan por un fleje entre la hegemonía de la corrección política y el absurdo en que se convierte el propósito del arte, en muchos casos, cuando lo animan estas modas. Es que, lo que ha nacido como revolucionario, a fuerza de repetirse y anular cualquier pensamiento alternativo, acabó siendo otra hegemonía tan conservadora como lo fueron los convencionalismos más rancios. 

Una escena que puede resumir el tema de la ficción es aquella en que el protagonista censura su propia postulación al cargo al que aspira, por ser la propuesta menos políticamente correcta. Se califica a sí mismo como la opción “menos conservadora” en tiempos en que competir contra una mujer africana y otra feminista son desventajas insalvables. 

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Los creadores Cohn y Duprat ya brillaron muchas veces con producciones que también tienen el tono inconfundible de la ironía. Una ironía que plantea los problemas, solo iluminándolos desde la luz del sentido común, que hace tiempo se perdió entre los cables de la tecnología, la romantización del delito, la marginalidad y la inevitable empatía con causas superficiales e incoherentes. 

Pero aquí se indagan los mismos principios, aunque no se habla de otra cosa que de arte. Y toda la discusión que vimos en “4 x 4” sobre el delito, en “El encargado” sobre la manipulación de un testigo privilegiado, el endiosamiento de quien tiene éxito, pero también la violencia contra él, de “El ciudadano ilustre”; o la fobia social de un crítico gastronómico de “Nada”, aquí se convierte en una reflexión semejante sobre el arte.  Y despliega los efectos de un universo ideológico sesgado que mancilla todo lo que toca.   

El resultado es totalmente efectivo. El humor aliviana la crítica social y el guión sostiene la tira sin dificultad. La excelencia actoral contribuye a la calidad indudable del producto. 

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Si algo pudieran reclamarle a esta dupla de creadores es lo aceitada que tienen la fórmula del éxito cinematográfica que podría estancarlos. Pero eso no les quita méritos, porque asimismo se atreven a otras experimentaciones como “Competencia oficial” y tampoco naufragan en ellas. “Bellas artes” es, en suma, una especial recomendación para quienes estén leyendo esta reseña que la proclama como otro éxito de Star plus, que promete segunda temporada.